El 25 de julio, es el Nuevo Año Maya 2023, cuando se inicia un recambio de energías, pasando de la Luna Autoexistente Roja al Mago Entonado Blanco que nos acompañará hasta finalizar nuestro año gregoriano ‘tradicional’, es decir, hasta diciembre del 2023.
La frecuencia del Mago será darnos el propio tiempo, las dinámicas afuera probablemente cambien, se nos ajuste lo externo a los movimientos ya transitados por el proceso anterior. La nueva energía conseja tomar y retomar el poder y dejarse guiar por el corazón. La clave, pensar con el corazón.
No ceder más el propio ritmo y tiempo al otro u otros. Pensar con el corazón asume sus riesgos externos de cambio y nuevas decisiones.
Esta energía como propósito nos llevará a replantear la forma de conectar con el otro. Reconocer qué tan fieles somos con nosotros mismos a la hora de tomar decisiones y elegir cómo vivenciar el tiempo y así, los vínculos.
Poner sobre la mirada interna las limitaciones que aparecen en la forma de relacionarnos y qué significa atender la propia capacidad de darnos a nosotros para poder disponer nos a otros. El otro nos viene a mover aquello quieto que aún no me animo. Cuando sale a la luz el espejo que me trae, se libera.
El Mago nos reinicia en un nuevo recorrido a la hora de percibir y vivenciar la vida en relación. Cuando hablamos de relación es en todos los sentidos: el camino del cambio, de la transformación, es vinculándonos y así es también la importancia de comprometernos con lo que sucede al lado, afuera y en nuestro planeta.
El otro también es la tierra, la naturaleza, los seres vivos, el universo todo. Abrir perspectiva por dentro y así se abren más posibilidades de habitarnos por fuera en conjunto. Asumir nuestro lugar nos invita a asumir también la influencia de ese lugar en lo social
La conciencia interna se integra a una conciencia social, colectiva, y esa misma responsabilidad personal nos invita a mirar la importancia de participar para que el crecimiento sea para el mayor bien de todos.
Si bien es un resumen, la esencia será afirmar nuestro mundo interno y emocional en un fin común con otros, en reconocer la importancia de autocuidado, el conocimiento de lo que somos y queremos ser, abrir las propias libertades. Cuestionar aquello que nos oprime y nos apaga y salir al mundo a vivirlo, sumando en esa experiencia la posibilidad de hacer y ser, ir por un trabajo social amoroso y empático.
Lo real, el caos, la incomodidad, la polaridad existe, es, sucede y sucederá. La crisis puede ser siempre una gran oportunidad de transformación interna y colectiva.
¡Que así sea en esta nueva fuerza que trae este nuevo ciclo!
Compartido con Amor
Tomado de la red
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